lectura en Ceart, Rosarito, B.C., 2017 Antes, mis padres y mis abuelos, y ellos fueron lo que sus padres y sus abuelos, y yo, no pude ser ajeno a ellos. Si, la historia es semejante, contada con las mismas palabras, historia que se quedó en las venas, que se repite a pequeños intervalos, que a veces da sombra, que a veces azota la espalda. Nací a escondidas, respirando a través del coraje de Carmen, mi madre, mi amor más grande. Mi nombre, el mismo del abuelo, el mismo de tíos y de primos, como un escudo familiar. Crecí inseguro, me faltaba un padre, cuando llegó, seguí inseguro, sus raíces estaban en otro mundo, así lo sentí, así lo viví. Con el tiempo decidí no juzgarlo, y sus raíces fueron mías. De la vida no se puede generalizar nada, todo tan igual, todo tan diferente, todo tan desigual, abundante y escaso. Un día amanecí bajo un techo, pronto olvidé el frío, e hice lo que todo mundo hace, escuché las margaritas y el mar, fui tras unos labios buscando el amor, y para ...