Lectura Café La Tarima, Ensenada, 2017
El velorio
Todos respiraban la misma tristeza
que ahogaba la noche
adentro se sorbía café negro
y afuera el ponche con piquete
Decían que tenía muchos amigos
por eso tantas flores
por eso la luna brillaba redonda
sin verse la cola
Entre pared y pared
se acumulaban llantos y plegarias
la solemnidad de las prendas negras
se matizaba por la luz de las velas
Las palabras apenas susurros
se perdían al ver el rostro del difunto
y con respeto bajaban la frente
cerraban dolidos los ojos
Parece que está dormido
míralo no parece estar muerto
decían al contemplar su gesto
entre olanes de color blanco
La tarde se hacía noche
la noche después madrugada
se quedaba sola la capilla
que mañana sería otro día
David Salazar
El velorio
Todos respiraban la misma tristeza
que ahogaba la noche
adentro se sorbía café negro
y afuera el ponche con piquete
Decían que tenía muchos amigos
por eso tantas flores
por eso la luna brillaba redonda
sin verse la cola
Entre pared y pared
se acumulaban llantos y plegarias
la solemnidad de las prendas negras
se matizaba por la luz de las velas
Las palabras apenas susurros
se perdían al ver el rostro del difunto
y con respeto bajaban la frente
cerraban dolidos los ojos
Parece que está dormido
míralo no parece estar muerto
decían al contemplar su gesto
entre olanes de color blanco
La tarde se hacía noche
la noche después madrugada
se quedaba sola la capilla
que mañana sería otro día
David Salazar
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